Organización Inteligente

 Organización inteligente

Existen varios autores de renombre que hablan sobre lo que es una organización inteligente y como lograrlo. Con el paso del tiempo se han desarrollado diversos métodos para llevarlo a cabo, sin embargo a título personal. Esto comienza desde el recurso humano, pues es la parte fundamental del engranaje, que el empleado se sienta cómodo en su empleo, va a generar un mejor ambiente laboral, otro punto seria la capacitación constante del mismo, pues estando en este proceso la efectividad avanzará y no solo eso, además creara un compromiso con la organización.

                Otro punto es tener bien claros los pasos a seguir en cada uno de los procesos, esto se logra mediante la implementación de metodologías sistematizadas y claro teniendo en cuenta el uso de manuales y recursos visuales, lo cual me lleva al primer punto que es la capacitación constante del personal.

                El tercer punto para mi seria tener una retroalimentación y evaluación del personal en cada uno de los procesos, pues de esta manera se va a lograr que se detecten fallas en la organización.

Teorías organizacionales que más se acoplan a una organización inteligente.

                Me paso algo curioso en este caso, pues antes de leer las teorías me puse a analizar acorde a la tarea lo que para mí sería una organización inteligente y sin duda alguna concuerdo con Douglas McGregor y la administración por objetivos y resultados, pues sin duda se centra en la capacitación del personal y en la retroalimentación. Y aunque suena un tanto optimista por el hecho de confiar en el personal, pienso que es la clave del éxito de toda organización. Aquí lo importante es ver a que personal se selecciona para ser parte del equipo, es por este motivo que el departamento de Recursos Humanos, tienen un rol clave en este proceso, pues nosotros como Psicólogos vamos a tener un papel fundamental en este primer paso.

Fuente

Méndez, J. (1993). Fundamentos de Economía. Centro de Investigación.

Facultad de Contaduría y Administración. UNAM. Pp. 34 – 36